Ahí estaba él, con esa mirada única, inconfundible, que me puede de todas las maneras posibles. Lo vi y quede perpleja, hacia ya demasiado tiempo que no lo veía y supuse que lo había podido superar, pero desde ese momento supe que solo me mentía a mí misma, que nada fue como yo lo pensé. Controlaba cada movimiento que él hacía, su sonrisa casi permanente me volvía loca de a poco. De vez en cuando, yo podía notar como me miraba, pero yo lo miraba todo el tiempo, no podía dejar de hacerlo, tenía algo, estaba más hermoso que de costumbre. Siento que no puedo olvidarme de él todavía, falta tiempo, falta superar la situación, falta que lo vea y no sienta nada, falta tenerlo cada vez más lejos, falta no pensar en el todo el tiempo, y morirme cada vez que lo veo. Me parte el alma saber que esta con alguien que no soy yo, que ama a alguien más que no soy yo, y sé, aunque suene pesimista, que nunca lo voy a tener, nose porque, pero lo siento así. Por más que lo desee, que lo quiera cerca mío con todas mis fuerzas, no cruzaremos jamás la barrera de amistad. Cada vez que lo veo, por más que lo niegue, se me ilumina la mirada, y soy feliz. Hay veces que siento que lo amo, hay veces que siento que lo odio demasiado por ser tan cambiante, pero me puede, y no hay manera de cambiar eso.