Tengo razones para buscarte,
tengo necesidad de verte, de oírte, de hablarte.
Tengo razones para esperarte,
porque no creo que haya en el mundo nadie mejor a quien ame.
Tengo razones, razones de sobras para pedirle al viento que vuelvas
aunque sea como una sombra.
Tengo razones para no quererte olvidar,
porque el trocito de felicidad fuiste tú quien me lo dio a probar.