Se acostumbró a su mundo, se separó del sol, se despidió del tiempo, para dormir mejor. La reina de la noche fue la potenciación y el frío del invierno nunca la perdonó. Se despertó llorando, se desilusionó buscando los motivos de su desolación. La consecuencia grave, la desesperación y el enfermizo juego de la transformación. Ella no entiende por qué desembocó en un invierno su veranito de San Juan, te veo un poco triste. Mi amor, no llores, es la mañana, la depresión asesina te vino a visitar. Se borra su sonrisa y me pregunta por, va a continuar actuando se muere de dolor, la habitación de golpe le vuelve una prisión, apaga los incendios con la resignación. Ella no entiende por qué desembocó en un infierno su veranito de San Juan, milagros invisibles. Y entiendo que mi nochecita salvaje le arrebató la alegría. Se borra su sonrisa y me pregunta por, es el invierno, llegó la depresión. Qué cosa más idiota nuestra conversación, qué cosa más horrible que nuestra habitación. Se borra su sonrisa y me pregunta por, yo tengo una excusita para vivir mejor, un canapé de sueños, una desolación y un aparato enfermo, se llama corazón. Se borra su sonrisa y me pregunta por, es el infierno, llegó la depresión. Qué cosa más idiota nuestra conversación, qué cosa más horrible que nuestra habitación. Se borra su sonrisa y me pregunta por, es el infierno, llegó la depresión. Qué cosa más idiota nuestra conversación, qué cosa más enferma que es nuestra relación.