“Tenias pinta de ser más alta, frase que me cambio rotundamente el humor en esta mañana tan bella. Empecemos del principio: entrar tarde a la escuela, que falten cinco días para uno de los mejores momentos de tu vida, que la noche anterior te haya contestado tu ídolo por twitter, que falte menos de dos meses para cumplir los tan deseados 16, te pone de buen humor. Pero qué pasó? Hoy fue un día de no hacer un carajo en la escuela y hablar de nuestros “problemas”, las cosas que nos volaban la cabeza, entre esas cosas no podía faltar el tan lindo de 181. No importa eso ahora, no quiero hablar de él.
Salgo de la escuela, camino y me cruzo a una vecina que hace mil años que no veía y me dice: “tenias pinta de ser mas alta” y yo con cara de indignada me salió del alma un ¿Qué? (con tono medianamente alto y enojado, como si tuviera una molestia dolorosa en la espalda.) La tan adorable señora me dice: “Si, cuando eras chiquita parecías ser muy alta, y pensé que cuando crezcas ibas a ser altísima.” Mi cara era para una foto y ponerla como gigantografía en el medio de la 9 de julio, o colgada en el obelisco. Me despedí con un “GRACIAS” bien rotundo y poderoso y me fui orgullosa de mi altura y con dignidad. Odio esas señoras tan sinceras que te hacen sentir un fucking corchito, pero señora, tengo algo que decirle: Usted es más enana que yo. (Já, soy hirientemente mala.)